Para bailar lo que hay que hablar
La premisa que siempre ha acompañado la acción antimilitarista de Cuerpo ConSiente , nace de lo que sucede cuando los discursos se encarnan, se descubren o detonan desde la experiencia. En 2005 nacimos como una estrategia de prevención al reclutamiento irregular e ilegal de niños y niñas que llegaba a Bogotá, ya siendo víctimas de desplazamiento forzado.
Entendimos que en la medida en que ese cuerpo ya violentado, reconociera otras posibilidades de corporalizar la conciencia
sobre el contexto en que nació, a través de el cuidado, el placer,
el disfrute, como receptor y como agente de ese placer y cuidado
en otres, ya la “decisión” de sumarse a un ejército sería puesta en
duda.
Esta premisa ha permanecido y se ha expandido, no solo en el perfil de la población, sino también en las preguntas que sean venido habitando y en las maneras de abordarlas, a veces desde procesos de formación-creación, a veces en procesos de investigación, formación a formadores,
acompañamientos a organizaciones sociales, procesos de incidencia social, el fortalecimiento de una pedagogía para el cuidado y autocuidado comunitario centrada en la experiencia corporal o en
procesos de creación colectiva de acciones directas noviolentas.
En la región de El Catatumbo, ubicada en la frontera con Venezuela, ocupada al menos por cuatrogrupos armados, el reclutamiento de niños, niñas y jóvenes así como feminicidios de parejas sentimentales de miembros de cada uno de los bandos suceden frecuentemente y es en ese contexto, que varios grupos de mujeres con las que hemos podido trabajar de manera coyuntural,han dedicado sus días, a generar alternativas y estrategias que les permitan fortalecerse como comunidad, y establecer una ruta de acción de emergencia para la recuperación de niños, niñas y jóvenes reclutados, y protección de mujeres amenazadas de muerte.
Acciones como la recuperación de personas reclutadas, ha evidenciado la necesidad de fortalecer estrategias desde la formación, de ellas como lideresas, el fortalecimiento de sus organizaciones y los procesos de acompañamiento socioemocional a su hacer. Según la información que ellas nos han compartido, la tasa de reclutamiento en cada uno de los municipios es de aproximadamente 50 niñes al mes, de los cuales, 4 son recuperades. Esto ha significado el cultivo de una sensación de desesperanza, agotamiento emocional y crisis al interior de las organizaciones, sin mencionar los riesgos que han asumido al ya tener un lugar de visibilidad importante en el territorio.
Si bien estos grupos de mujeres (4), están siendo hoy, parte de un ejercicio colectivo de formulación del proyecto en el que Cuerpo Con-Siente fue convocado para apoyar desde el fortalecimiento de estrategias pedagógicas y de incidencia social desde las acciones directas Noviolentas, así como en el acompañamiento socioemocional, no hemos contado con las posibilidades de llegar al territorio y empezar algún tipo de aproximación a partir de las sintonías y acuerdos ya construidos.
Es entonces nuestra intención desde Cuerpo Con-Siente , dar continuidad a los pasos ya andados colectivamente con estas
4 organizaciones, conformadas por al menos 200 mujeres; implementar una estrategia para la formación, la acción directa y el acompañamiento
socioemocional, fortaleciendo las acciones que desde el territorio ya han venido desarrollando. Llegar al territorio directamente nos permitirá agenciar un proceso que centrado en compartir nuestros caminos desde la noviolencia, el antimilitarismo, la experiencia corporal y las ADN ,
logremos sumar y ser también compañía e impulso para el trabajo valiente que realizan en sus comunidades. Para bailar lo que hay que hablar cuando la palabra es amenazada, para encontrar la manera de ponerlo en lo público, de compartirlo y agenciarlo.
Comparto el link de un video, de un encuentro desarrollado en Nueva Ilusión, un lugar de confluencia de familias víctimas del conflicto armado de El Catatumbo, “retornados” (como se llama a personas colombianas que luego de haber vivido en Venezuela deciden volver) y personas migrantes. Un territorio con la problemática del reclutamiento antes compartida y con las mujeres en el trabajo comunitario de ese barrio, que fundaron y nombraron “Nueva Ilusión”